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La alegría: necesidad para el equilibrio humano y la santidad (P Miguel A Fuentes)

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Serie La Alegría – P Fuentes

 

Un tema mencionado con frecuencia pero pocas veces tratado en profundidad es el de la alegría cristiana. Es, sin embargo, más importante de cuanto parece. Por eso he dedicado las meditaciones de un Retiro mensual a este argumento, bajo el título de: “La pedagogía de la alegría”. Me he basado en algunas consideraciones muy penetrantes de san Francisco de Sales y del P. J. Kentenich.
Tenemos hambre de alegría, con todas las fuerzas de nuestro ser.
Dice santo Tomás: “La felicidad es el último fin (del hombre), y este lo desea naturalmente” (SCG III, 48). Lo llama “deseo natural”. Esto significa que está en la línea de las tendencias naturales del hombre. Es, de hecho, la más profunda; todas las demás son los modos de encauzar aquella: como instinto de existencia, de reproducirse, de conocer y de amar.
Decir felicidad o beatitud o alegría o gozo, son términos equivalentes. La tesis central de mi desarrollo se puede expresar, por tanto, del siguiente modo: la alegría es una de las actitudes más fundamentales de la persona; de ahí que cuando una persona no la enfoca correctamente termina por buscarla en realidades substitutas, la mayoría de las cuales o son pecaminosas o aumentan la desazón de la persona. Y su educación es necesaria para el equilibrio humano y para la santidad.

P Miguel A Fuentes, IVE

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Comments 2

  1. Avatar Denise says:

    Hola Padre gracias por la charla muy instructiva y educativa uno aprende mucho con ustedes Gracias a Dios por el IVE

  2. Avatar Cony Mejia says:

    Gracias Padre Miguel,
    quiero comentarle que durante estuve escuchando la primera charla, estuve con audífonos, y a cada rato se bajaba el volumen pero no dejé que eso me venciera para escucharla completa.
    Bendito sea Dios por las enseñanzas que ustedes nos transmiten, me hace sentir alegre y me hace tener conciencia de retomar el dar gracias a Dios por cada acontecimiento bueno y no tan bueno en mi diario vivir.
    Dios le continúe bendiciendo con mucha salud y sabiduría.

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