Por la nochebuena… – P. Diego Cano (Tanzania)

Ushetu, Tanzania, 24 de diciembre de 2022

Por estas latitudes estamos a pocas horas de comenzar la misa de Nochebuena. Ya el corazón se va preparando para la celebración de este misterio que es tan amable, aún hasta para los que no tienen fe. La bondad de la Navidad toca a los corazones más endurecidos y alejados. Vemos al Niño Jesús naciendo en un pesebre, en brazos de la Virgen María, y de San José, y se nos estremece el alma de agradecimiento.

Aquí estamos, en estas tierras de Tanzania, en la querida misión de Ushetu. Esta noche, Dios mediante, celebraremos cinco misas de Nochebuena, una gracia impensada para nuestra misión. Per

Pero es signo de que la misión crece, se avanza, en medio de las dificultades que nos tocan de cerca a todos los miembros de esta banda de hermanos. Pero Dios es bueno, y por medio de esas dificultades, nos hace crecer. Nos quieren cansar o agotar, y me gusta pensar que no lo van a lograr. Con la gracia de Dios podremos resistir, porque nunca nos va a faltar la gracia, aunque claramente no la sintamos, como nos enseña San Ignacio (“… pues puede con el auxilio divino, el qual siempre le queda, aunque claramente no lo sienta…” [320]). Me gustaría poder decir con Santa Teresa que “Se cansará Dios de probarme antes de que deje de confiar en Él”.

Fruto de tantas bendiciones de Dios han sido los dos campamentos de navidad para varones, que realizamos la semana pasada. Antes de ayer se hizo la clausura del campamento en la parroquia de Kangeme, y ayer se hizo lo mismo en el campamento de Ushetu. Entre ambos participaron 310 niños, que estuvieron con nosotros cinco días. Fueron unos días hermosos, llenos de alegría, con muchos juegos, y actividades de todo tipo. La santa misa era el centro del día, y luego todo se desarrollaba en un gran clima de familiaridad y diversión. Se rezaba el santo rosario a la tarde, caminando, para ofrecer el día a la Virgen. Hubieron competencias, caminatas, y paseos.

El día de clausura del campamento se entregan los premios a los que se han destacado por su comportamiento y virtudes, y de esta manera se los propone como ejemplo para el resto. Pero gracias a Dios, además de premiar individualmente a algunos, también se hacen los premios de los equipos ganadores, y finalmente entregamos regalos a todos los que han participado. La idea de estos campamentos, cerca de la Navidad, es que también ellos puedan gozar de unos días de fiesta, y que también reciban regalos navideños. Muchos de estos niños ni tienen familias cristianas, y otros tienen familias que no pueden hacerles fiesta ni regalos. También durante los días de campamento tratamos de que puedan comer muy bien, y que de esa manera hayan disfrutado de festejos de navidad.

Nos toca en lo más profundo del corazón ver la alegría de los chicos el día que les damos los regalos. Saltan, aplauden, gritan, silban, bailan. Agradecen mil veces, y nos regalan unos rostros felices que no tienen precio. Anteayer y ayer hemos vivido esa gran experiencia, que nos regala Dios a los misioneros, por medio de las cuales nos alienta a seguir adelante. Y Dios es tan bueno que hasta estas delicadezas tiene con nosotros, para que nadie se canse.

Quiero especialmente agradecer a las personas que nos ayudan para que se puedan realizar estos campamentos y actividades navideñas. Cada día los niños rezan por nuestros benefactores… y pienso que cada día “llueven” gracias de Dios sobre los que colaboran con nuestra misión. Después de la navidad comenzaremos dos campamentos de niñas, uno en cada parroquia, igual que como hicimos con los varones. Las niñas suelen duplicar y superar incluso el doble de los varones, así que nos estamos preparando para unas 700 niñas en total, o más. Por ahora les escribo y cuento de estos campamentos de varones, luego podré escribirles sobre los de las niñas. Pero no quería dejar pasar la oportunidad para agradecerles a todos ustedes, agradecerle a Dios y a la Virgen, y al mismo tiempo enviarles un sentido saludo de navidad desde la misión.

Los abrazamos a todos espiritualmente. Están presentes en nuestros corazones. Nos encontraremos frente al pesebre esta noche, para gozarnos espiritualmente por tantas bendiciones, y especialmente por la bendición de poder contemplar con nuestros ojos al Verbo Encarnado, el Niño Dios en brazos de la Virgen.

¡Feliz Navidad! ¡Viva la misión! Y ¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE