Emaús, Effetá, Cursillos y Ejercicios Espirituales

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Me han preguntado alguna vez la relación entre Emaús, Effetá y los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Qué habría que hacer primero, qué después, qué tienen de parecido, etc., etc.

Antes que nada permítanme dos palabras acerca del origen de estos retiros que al menos aquí en España son muy pujantes.

Los retiros de Emaús surgen hace más de 30 años en la Parroquia de St. Louis en Miami, por iniciativa de Myrna Gallagher, directora de Educación Religiosa en la misma, que junto a otras cinco mujeres organizaron un retiro de un fin de semana previa autorización del obispo de la diócesis de Miami y supervisión del rector de la Parroquia el padre David G. Russell, y que consistiría en la lectura del Evangelio según San Lucas 24, 13-35 basado en el encuentro entre los discípulos de Emaús con Cristo Resucitado.

Se fueron extendiendo por diferentes ciudades de Estados Unidos, Europa y en países de América Latina. A España llegaron en 2009 de la mano del padre Enrique González perteneciente a la Parroquia de San Germán en Madrid. Posteriormente fueron acogidos en diversas Parroquias de diferentes ciudades.

Posteriormente, nace Effetá para jóvenes con inspiración procedente de los retiros de Emaús. Effetá surge en Colombia y llega a España en 2013. Desde entonces, se han ido expandiendo de la misma manera que Emaús por diferentes ciudades y países.

En cuanto a la metodología, no es tan fácil conocerla al detalle, ya que parte del método es que no se conozca su dinámica para no perder la estrategia de impacto que tienen; sin embargo, por lo poco que he escuchado –y preguntado–, no es difícil hacerse una idea de qué tratan y al parecer son muy similares a lo que hace unos años fueron los Cursillos de Cristiandad[1], al menos en la metodología. Actualmente son llamados “retiros de impacto”, donde la fe es transmitida, por decirlo de algún modo, con mucha carga emocional –para lo cual sirven de mucho los testimonios–, produciendo verdaderos frutos de conversión en una especie de “shock emotivo-espiritual”. Se realizan una sola vez en la vida y duran 48hs.

Desconozco si hay manuales o alguna información por el estilo para los que dirigen estos retiros –seguramente habrá–, pero, repito, dado la similitud que tienen con los Cursillos, quería comentar lo referente a estos últimos porque a mi modo de ver, se pueden aplicar perfectamente los mismos principios a Emaús-Effetá.

Hace unos años, en mi última parroquia en Argentina, había cursillistas y también surgían las mismas preguntas sobre qué relación tenían con los Ejercicios. Además, algunos de ellos afirmaban que habiendo hecho el Cursillo, ya no era necesario hacer los Ejercicios Espirituales. También había quienes solían pedirme que yo hiciese el Cursillo para poder asistirlos a ellos con alguna charla fuera del Cursillo, es decir en la pastoral cotidiana de la parroquia.

Y así fue que me puse a buscar material al respecto y fácilmente lo pude encontrar, ya que el mismo fundador de los Cursillos de Cristiandad, el obispo Juan Hervas, en el Manual de dirigentes de cursillos de cristiandad, hace varias aclaraciones muy pertinentes al respecto de la relación de los Ejercicios con los Cursillos.

En primer lugar aclara que no hay que contraponerlos, es decir, no hay que hacer lo que suele llamarse “falsa dialéctica”:

Los Ejercicios Espirituales han sido objeto —en su larga y fecundísima historia— de encendidos elogios por gran número de Papas, Obispos, Santos, misioneros, maestros de la vida espiritual e incontable número de fieles. Su historia es brillantísima y fecunda en la vida de la Iglesia. Los Cursillos son de nuestros días y han sido bendecidos, promovidos y alabados por numerosos Papas, pastores de almas, escritores, misioneros y directores de conciencias. Se trata sencillamente de dos métodos distintos, que ofrecen su propio núcleo doctrinal, con peculiar sistematización de la materia y con reglas adecuadas para el objetivo inmediato que se proponen. Ambos métodos buscan la gloria de Dios y la santificación de las almas. Lo que importa es que, siendo instrumentos, sean empleados con perfección, según el espíritu y normas que les dieron vida. Todo lo demás huelga.[2]

Igualmente, ya casi al final del Manual, vemos un apartado completo sobre los Ejercicios que copio textual e íntegro, resaltando algunas cosas:

Ejercicios Espirituales

La Obra de Cursillos de Cristiandad ha fomentado y usado los Ejercicios Espirituales como uno de los recursos más eficaces en la labor de perseverancia, formación y progreso espiritualLos ha empleado siempre y los deberá emplear en lo sucesivo.

Hemos tenido particular empeño en que todos los sacerdotes llamados a dirigir la Obra de Cursillos de Cristiandad hicieran una vez, como la mejor preparación, los Ejercicios de mes, o, al menos, los llamados Ejercicios intensivos de quince días. Por lo demás, si se quiere mantener a la debida altura la Obra de los Cursillos, juzgamos muy conveniente que los sacerdotes dedicados a este apostolado se retiren anualmente a practicar los Ejercicios.

Desde hace muchos años tenemos establecida, y reiteramos ahora, la disposición de que todos los seglares que hayan asistido a los Cursillos de Cristiandad complementen su formación con los Ejercicios Espirituales, a más tardar en el plazo de dos años.

Queremos que quede bien claro que las fuentes de inspiración de los Cursillos fueron distintas de los Ejercicios; que no se perturban o estorban mutuamente, sino que se complementan de modo admirableEl espíritu y el método de los Cursillos de Cristiandad excluyen de por sí todo pensamiento de suplantación, evolución o ineficacia de los Ejercicios Espirituales.

Conforme a la trayectoria que hemos seguido siempre, reiteramos Nuestro mandato de que los Ejercicios se den conforme a las normas de su inspirado autor, bien claras y determinadas en el Libro de los Ejercicios (…) que tantas almas ha convertido a Dios y guiado a la santidad.

Después de recoger en el precedente extracto las ideas básicas de la Carta Pastoral ‘‘Los Cursillos de Cristiandad, instrumento de renovación cristiana’’, sólo resta decir que la experiencia ha avalado estas normas, de tal manera que los cursillistas han encontrado en los Ejercicios ignacianos el mejor camino para el progreso espiritual y el Secretariado Diocesano ha podido nutrir las tandas de hombres y jóvenes con una regularidad y frecuencia desusadas, gracias a la prontitud y excelentes disposiciones para practicarlos de los cursillistas.[3]

El texto no pide mayores comentarios. Quiera Dios que el gran bien que hacen los retiros de Emaús y Effetá puedan encontrar en los Ejercicios de San Ignacio el lugar que la santa Madre Iglesia les ha dado en la espiritualidad católica y sirvan así de perseverancia, formación y progreso espiritual”, pudiendo percibir que “se complementan de modo admirable”.

Que María Santísima, la llamada Maestra sabia de los Ejercicios por san Juan Pablo II, nos ayude a aprovechar todo lo que nos ofrece la Iglesia para llegar a la conversión y la santidad.

 

  • Por qué hacer Ejercicios EspiritualesVideo – Texto

 

[1] Historia de los Cursillos de Cristiandad. A principios de 1936, Manuel Aparici, presidente nacional de los jóvenes de Acción Católica, en compañía del cardenal Pacelli, propuso a Pío XI una masiva peregrinación de jóvenes al sepulcro de Santiago en Compostela. La idea fue bien acogida, pero no pudo realizarse hasta agosto de 1948 a causa de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.6 Durante esos años en que se retrasó el proyecto, la Acción Católica organizó, en muchas de las diócesis de España, unos cursos anuales llamados Cursillos de Adelantados de Peregrinos.

Estos encuentros tuvieron especial éxito en Mallorca, donde fueron tomando identidad propia gracias a sus responsables –laicos y sacerdotes– que se reunían en una Escuela Diocesana de Dirigentes para preparar, revisar, corregir y perfeccionar estos cursos preparatorios a la peregrinación a Santiago. Añadieron retiros, asambleas y peregrinaciones que fueron dando una nueva identidad a estos cursos, teniendo especial trascendencia el Congreso de Lluc los días 24 y 25 de abril de 1948, con la participación de tres mil jóvenes mallorquines,7 y preludio inmediato del Camino de Santiago que, por fin, se haría ese año.

De ese grupo de iniciadores del MCC que fue la Escuela Diocesana de Dirigentes formaban parte laicos y sacerdotes, entre los primeros destacar a Eduardo Bonnín Aguiló y, de entre los pastores, a Juan Hervás y Benet, Obispo de Mallorca, y Sebastián Gayá Riera, presbítero. Los tres son considerados como iniciadores del Movimiento de Cursillos de Cristiandad.

La peregrinación a Santiago planteada hace ya más de diez años, puede por fin realizarse en 1948. Del 25 de agosto al 3 de septiembre peregrinan 70.000 jóvenes españoles, 700 de ellos de Mallorca.8 El éxito de esta convocatoria y la celebración de la X Asamblea Diocesana de Mallorca celebrada en noviembre de ese mismo año, fueron el empujón definitivo para poner en marcha los Cursillos de Cristiandad.

 

[2] Juan Hervas, Manual de dirigentes de cursillos de cristiandad, 6ª edición, 44.

[3] Ibid. 330-331.

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Comentarios 1

  1. Sonia dice:

    Alabado sea Jesucristo Padre Gustavo

    Gracias a Dios y a sus oraciones y a todo el equipo de trabajo, hoy escuche la platica de Mensaje final y Bendición.
    Por favor puede ayudarme con las charlas de cada mes una vez que se terminan los Ejercicios Espirituales, donde las encuentro.

    Dios los bendiga y bendiga también su apostolado y su vocación
    Paz y Bien

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