COLABORAR

Search
Close this search box.

Prontitud en la respuesta – P. Rodrigo Fernández

Más leído esta semana

Al conocer a una persona que cree tener vocación a la vida consagrada, usualmente la animamos a que se decida por dar ese primer paso (esa llamada, esa entrevista, esa visita). De tal modo que responda con prontitud a la inspiración de Dios, que discierna seriamente su vocación -sea para la vida consagrada o matrimonial- y que responda generosamente.

Nosotros mismos tenemos experiencia de esto, sabemos que así funciona y no de otro modo, porque es una cuestión de amor, y el amor es pronto en responder.

El saber que Dios mismo es el que nos pide seguirlo es el fundamento del edificio de nuestra vida consagrada (Dir. Voc. 14) Por eso dice San Juan de Ávila: “Coja y recoja su amor y asiéntelo en Dios quien quisiere alcanzar a Dios. Que, como Dios sea amor, de sólo amor se deja cazar, y no tiene que ver con los que no le aman.” (Carta 67)

Así es como “responder con prontitud” es lo que solemos recomendar con insistencia a los que creen tener vocación religiosa. Es decir, “ejecutando con rapidez lo que Dios quiere, no aplazando la ejecución, “los cálculos lentos son extraños a la gracia del Espíritu Santo” [dice San Ambrosio][1].” (Dir. Voc. 22)

“Los santos respondieron con prontitud. Tal el caso de Abraham[2], tal el caso de Samuel: Habla Señor que tu siervo escucha (1 Sam 3, 10). En San Mateo se lee que Pedro y Andrés, no bien fueron llamados por el Señor al instante dejando las redes le siguieron (4, 29). En su alabanza dice San Juan Crisóstomo: “Estaban en pleno trabajo; pero al oír al que les mandaba, no se demoraron, no dijeron: Volvamos a casa y consultémoslo con nuestros amigos, sino que dejando todo lo siguieron… Cristo quiere de nosotros una obediencia semejante, de modo que no nos demoremos un instante”; con prontitud como Santiago y Juan que dejando al instante las redes y a su padre en la barca fueron tras Él; como San Mateo que al escuchar el llamado del Señor se levantó y le siguió (9,9); como San Pablo, instantáneamente… al instante, sin pedir consejo a hombre alguno (Ga 1, 17); como la Santísima Virgen al conocer la voluntad de Dios: Hágase en mi según tu palabra (Lc 1, 38), dirigiéndose rápidamente (Lc 1, 39) a casa de Isabel.

En el tema de la vocación hay que seguir el consejo de San Jerónimo:

“te ruego que te des prisa, antes bien cortes que desates la cuerda que detiene la nave en la playa”[3]. (Dir. Voc. 22)

Lo grandioso de esta doctrina es que es válida tanto para aquellas personas que no se deciden a dar ese primer paso, como a nosotros que -por gracia de Dios- ya lo hicimos: responder al amor de Dios con prontitud. Está bien, ya hemos dado el primer paso, pero debemos dar un paso más cada día, seguir buscando a Dios cada hora, a cada instante. Porque a cada instante Dios nos ama de una manera escogida y es nuestra vocación el responderle siempre con amor, es decir, con prontitud.

El día de hoy, renovemos ese “amor primero” que nos hizo dar el salto a abandonarnos en Dios. Responder cada día con prontitud al amor a Dios es el fundamento sobrenatural de que nuestro apostolado vocacional tenga fruto, porque estaremos unidos a la Vid.

Cuando tengamos dudas preguntémonos siempre “¿cómo podría responderle que no a tanto amor?”. San Juan de Ávila lo dice con fuego:

“Anima mía, ven acá y dime, de parte de Dios te lo pido, ¿qué es aquello que te detiene de no ir toda y con todas tus fuerzas tras Dios? ¿Qué amas, si a este tu Esposo no amas? ¿Y por qué no amas mucho a quien mucho te amó? No tuvo Él otros negocios en la tierra sino entender en amarte y buscar tu provecho aun con su daño; ¿qué tienes tú que ver en la tierra, sino tratar amores con el Rey del cielo? ¿No ves que se ha de acabar todo esto que ves, que oyes, que tocas, que gustas y tratas? ¿No ves que es todo esto tela de arañas, que no te puede vestir ni defender del frío? ¿Adonde estás cuando en Jesucristo no estás? ¿Qué piensas? ¿Qué estimas? ¿Qué buscas fuera del único y cumplido bien? Levantémonos, señora, ya, y rompamos este mal sueño. Despertemos, que es de día, pues que Jesucristo, que es luz, ya ha venido; y hagamos obras de día, pues algún tiempo hicimos obras de noche. ¡Oh si tanto nos amargase el tiempo que a Dios no conocimos que nos fuese grandes espuelas para agora con grande ansia correr tras de El! ¡Oh si corriésemos! ¡Oh si volásemos! ¡Oh si ardiésemos y nos transformásemos!”

Que Santa María nos dé su corazón para responder al amor de Dios con prontitud y renovar ese primer paso cada día.

P. Rodrigo Fernández


[1] San Ambrosio, Tratado sobre el Evangelio de San Lucas, (Madrid 1966) 96, l. 2, n. 19

[2] Cf. Gn 12, 4; 17, 3; 22, 2-3.

[3] Cit. por Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II-II, 189, 10.

 

Seguir Leyendo

Comments 10

  1. Ileana Ileana says:

    ¡Muchas gracias estimado Padre Rodrigo Fernández, IVE, por su maravillosa reflexión! Como dice San Ignacio de Loyola en la petición para disponernos a la Oraciòn “…que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas para su mayor servicio y alabanza…”, tener “…ánimo interno elevado hacia Dios con pura intención” para contemplarlo, escucharlo, estar en paz y en caridad responder a su vocación de Amor (sea consagrada o matrimonial), servirlo, con su gracia y nuestra voluntad expedita quitar los obstáculos y ¡¡perseverar!!

    • Avatar P. Rodrigo Fernández says:

      Así es Ileana, en descubrir la voluntad de Dios y cumplirla va nuestra vida. Dios te bendiga.

      • Ileana Ileana says:

        ¡Muchas gracias querido Padre Rodrigo! ¡El Señor lo Bendiga! ¡Nuestra Señora del SÍ, Madre de Dios y del Rosario lo fortalezca y proteja mucho en su vocación! Amén.

  2. Avatar Gema says:

    Estoy en el Carmelo. El sábado tuve la primera lección para ser Carmelita seglar. Tengo un año de discernimiento si vocación matrimonial o seglar

  3. Avatar Gema says:

    Tengo cáncer

    • Avatar Rita Sotomayor says:

      Fuerza Gema, oraré por ti.

    • Avatar P. Rodrigo Fernández says:

      Gema ofreceré la Santa Misa para que Dios ilumine tu vocación, es decir, que puedas apreciar con más claridad la voluntad de Dios para tu vida. Esto incluye también las enfermedades que El disponga para nosotros como camino de santificación. Un gran saludo, reza por mí por favor, lo haré por ti.

  4. Avatar Silvia Demaria says:

    Es.muy profunda esta reglexión .
    Lo comprendo recien ahora con mi hijo , cuando decidio irse al IVE.
    Fue tan fuerte que hasta ahora no miro su vida hasta el momento de irse.
    Y cada vez que viene a casa ,internamente pienso me va a decir que se queda con nosotros , pero decife itse.
    eso no ocurre no llega a los 15 dias decide irse.Antes me entristezia , ahora creo que es el mejor lugar ,estar junto a Dios .
    Voy aprendiendo con El , lo que significa ese llamado .ese amor .

    • Avatar P. Rodrigo Fernández says:

      Me alegro mucho Sílvia, rezaré por la santidad de tu hijo y de toda la familia. ¡Has hecho un ofrecimiento grandísimo! Tal como lo hizo Maria ofreciéndose ella misma junto a Jesús, desde la Encarnación hasta la Pasión. Dios los bendiga!

  5. Avatar P. Rodrigo Fernández says:

    Quería indicar que la primera parte del escrito está sacado del Directorio de Vocaciones del Instituto del Verbo Encarnado. Disculpen, las citaciones no son claras. Espero que les ayude a renovar el fervor en la propia vocación. Dios los bendiga.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.