Hoy la iglesia celebra la fiesta litúrgica de San Juan, apóstol y evangelista. Compartimos la presentación que hace Santo Tomás de Aquino en el prólogo a su obra, el Comentario al Evangelio de San Juan:
Luego es preciso presentar al autor. En el tema propuesto indicamos sus atributos: el nombre, la virtud, el símbolo y el privilegio.
En cuanto al nombre: el autor de este Evangelio se llama Juan; y Juan significa ‘aquel en quien está la gracia’, porque los misterios de la Divinidad sólo se muestran a quienes poseen la gracia de Dios, como señala el Apóstol (1 Co 2,11): ‘Las cosas de Dios nadie las conoce sino el espíritu de Dios’. Juan, pues, “vio al Señor” … en razón de su virtud: pues era virgen. Porque a los que son vírgenes corresponde el ver a Dios: ‘Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios’ (Mt 5,8).
El símbolo, pues, con el que se representa a Juan es el águila. En efecto, mientras que los otros tres evangelistas, que se ocuparon de lo que Cristo hizo como hombre, son representados por seres vivos que caminan sobre la tierra (hombre, buey, león); Juan, que se elevó por encima de la nube de la fragilidad humana, como un águila en vuelo, fijó con los ojos más agudos de su alma la luz de la verdad inmutable, captando la Divinidad misma de Nuestro Señor Jesucristo por la que es igual al Padre, tratando de expresarla e inculcarla en su Evangelio, hasta el punto de considerarla accesible a todos. A propósito de este vuelo de Juan, leemos en el libro de Job (39,27): «¿Qué es esto, que a tu orden el águila se eleva a lo alto?», es decir, Juan. Y de nuevo: «Sus ojos miran a lo lejos», precisamente porque contemplaba con los ojos de su mente el Verbo de Dios en el seno del Padre.
En cuanto al privilegio, hay que señalar que, de todos los discípulos del Señor, Juan era el preferido de Cristo. «Este es el discípulo a quien Jesús amaba» (Jn 21,24), como él mismo dice ocultando su propio nombre. Y puesto que los secretos se revelan a los amigos, según las palabras de Cristo: «Os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer» (Jn 15,15), a este discípulo particularmente amado el Señor le confió sus secretos de manera especial. «Porque a los grandes -es decir, a los soberbios- les oculta la luz» (Ib 36,32). A saber: Cristo oculta la verdad de su Divinidad, y «la revela a su amigo», a Juan, «para que la posea…» (Ibíd.). Por eso este último, habiendo visto la luz del Verbo encarnado más claramente que los demás, nos la comunica ya con estas palabras: «Él era la luz verdadera …» (Jn 1,9).
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OTRAS CITAS DE SANTO TOMÁS REFERIDAS A SAN JUAN:
- «su contemplación era altísima»
- «el evangelista Juan, que había sacado la verdad relativa a la Divinidad del Verbo de la fuente misma de su divino pecho»
- (refiriéndose a la edad) «en esto nos hace comprender que Dios ama especialmente a los que desde jóvenes están a su servicio»
Comentarios 1
Gracias Padre te amo y necesito.