Aprendiendo a hablar con Dios (3 de 3) – San Francisco de Sales

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Compartimos un texto de la Introducción a la vida devota de san Francisco de Sales, en la que el Santo nos previene  DE LAS SEQUEDADES QUE NOS VIENEN EN LA MEDITACIÓN, como continuación a los AVISOS UTILES SOBRE LA MEDITACIÓN (ver AQUÍ).

Vimos que para meditar debíamos PONERNOS EN PRESENCIA DEL SEÑOR (ver AQUÍ), después correspondía la INVOCACIÓN y la PROPOSICIÓN DEL MISTERIO a meditar (ver AQUÍ), hacer unas CONSIDERACIONES y finalizar con AFECTOS Y PROPÓSITOS (ver AQUÍ).

 

DE LAS SEQUEDADES QUE NOS VIENEN EN LA MEDITACIÓN

Filotea, si te acontece que no encuentras gusto ni consuelo en la meditación, te conjuro que no te turbes, sino que, antes bien, abras la puerta a las oraciones vocales: quéjate de ti misma a Nuestro Señor; confiesa tu indignidad, pídele que te ayude, besa su imagen, si la tienes en la mano, dile estas palabras de Jacob: «No, Señor, no te dejaré, si antes no me das tu bendición»; o las de la Cananea: «Sí, Señor, soy un perro.. pero los perros comen las migajas de la mesa de sus dueños». Otra vez, toma un libro en la mano y léelo con atención, hasta que tu espíritu se despierte y vuelva en sí: estimula, alguna vez tu corazón mediante alguna actitud o movimiento de devoción exterior, como postrarte en tierra, juntar las manos sobre el pecho, abrazar el crucifijo: todo ello si estás en algún lugar a solas.

Y, si después de todo esto, todavía no te sientes consolada, por grande que sea tu sequedad, no te aflijas, sino sigue en devota actitud, delante de Dios. ¡Cuántos cortesanos hay, que van cien veces al año a la cámara de su príncipe, sin ninguna esperanza de hablarle, únicamente para ser vistos y rendirle homenaje! De esta manera, amada Filotea, hemos de ir a la oración, pura y simplemente para cumplir con nuestro deber y dar testimonio de nuestra fidelidad.

Y, si la divina Majestad se digna hablarnos y conversar con nosotros con sus santas inspiraciones y consuelos interiores, esto será ciertamente, para nosotros, un gran honor y motivo de gran gozo, pero, si no quiere hacernos esta gracia, sino que quiere dejarnos allí, sin decirnos palabra, como si no nos viese o no estuviésemos en su presencia, no nos hemos de retirar, sino, que al contrario, hemos de permanecer allí, delante de esta soberana bondad, en actitud devota y tranquila; y entonces, infaliblemente, Él se complacerá en nuestra paciencia y tendrá en cuenta nuestra asiduidad y perseverancia, y, otra vez, cuando volvamos a su presencia, nos hará mercedes y conversará con nosotros con sus consolaciones, haciéndonos ver la amenidad de la santa oración. Pero, si no lo hace, estemos, empero, contentos, Filotea, pues harto honor es estar cerca de Él y en su presencia.

 

San Francisco de Sales, “Introducción a la vida devota”

(Segunda parte, cap. IX)

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Comentarios 3

  1. Mirta dice:

    Gracias padre por estos tres textos de guia, para aprender a hablar con Dios. Un lindo ejemplo la vida devota de San Francisco de Sales. Me intereso de tal manera que quise ver la pelicula de San Francisco de Sales y vi un documental de su vida.

  2. Edelmira Sánchez Domínguez dice:

    Que hermoso conocer el amor misericordioso de Dios y sentirnos acogidos por su amor se que he pecado mucho pero he aprendido de su misericordia es más grande aunque lloro por mis pecados pero el me consuela

  3. María Vilca Figueredo dice:

    Señor mio, tú misericordia es infinita, por eso siempre voy abrir la puerta a la oración, y te pido que me ayudes y me ilumines.
    Yo también te voy a decir como Jacob.
    ” NO, SEÑOR NO TE DEJARÉ SI ANTES NO ME DAS TU BENDICIÓN. ”
    Así sea AMÉN.

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