Noveno día de la Novena de Navidad. 24 de diciembre

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Meditación del Papa Francisco

Si de verdad queremos celebrar la Navidad, redescubramos a través del pesebre la sorpresa y el asombro de la pequeñez, la pequeñez de Dios, que se hace pequeño, que no nace en el esplendor de las apariencias, sino en la pobreza de un establo. Y para encontrarse con Él hay que llegar allí, donde Él está; hay que rebajarse, hay que hacerse pequeño, dejar atrás toda vanidad, para llegar donde Él está. Y la oración es la mejor manera de dar las gracias ante este don de amor gratuito, de dar las gracias a Jesús que desea entrar en nuestras casas y en nuestros corazones. Sí, Dios nos ama tanto que comparte nuestra humanidad y nuestras vidas. Nunca nos deja solos, está a nuestro lado en toda circunstancia, en la alegría como en la tristeza. Incluso en los peores momentos, Él está ahí, porque Él es el Emmanuel, el Dios con nosotros, la luz que ilumina la oscuridad y la presencia tierna que nos acompaña en nuestro camino.

Discurso en el Aula San Pablo VI. 3 de diciembre 2022.

Reflexión teológica

La manifestación del nacimiento del Señor se produjo a través de distintos signos. La manifestación que se realiza mediante señales debe hacerse por medio de las que son familiares a aquellos a quienes se orienta la manifestación.

Pero es claro que a los justos les resulta familiar y habitual el ser instruido por interior instinto del Espíritu Santo, a saber, por el espíritu de profecía, sin la demostración de signos sensibles. Mas otros, acostumbrados a las cosas corporales, son llevados mediante éstas a las espirituales.

Los judíos estaban acostumbrados a recibir las instrucciones divinas por medio de ángeles, mediante los cuales también habían recibido la Ley. Los gentiles, en cambio, y sobre todo los astrólogos, estaban acostumbrados a contemplar el curso de las estrellas. Y por eso, a los justos, esto es, a Simeón y a Ana, les fue revelado el nacimiento de Cristo por interior instinto del Espíritu Santo, según el texto de san Lucas (2,26): “Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de ver al Ungido del Señor”. Pero a los pastores y a los Magos, como dados a las cosas corporales, les fue manifestado el nacimiento de Cristo por medio de apariciones visibles. Y como el nacimiento no era puramente terrenal, sino en cierto modo celestial, por eso les fue revelado el nacimiento de Cristo a unos y otros mediante señales celestes (los ángeles y la estrella).

Con razón, pues, fue revelado el nacimiento de Cristo a los pastores por los ángeles, como a judíos, entre los cuales fueron frecuentes las apariciones angélicas; a los Magos, en cambio, como acostumbrados a la contemplación de los cuerpos celestes, fue manifestado mediante la señal de la estrella. Porque, como dice el Crisóstomo, el Señor, condescendiendo con ellos, quiso llamarlos por medio de las cosas a que estaban habituados.

Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica III, q. 36, a.5

Oración de san Juan Pablo II

Señor Jesús, junto con los pastores, nos acercamos al Portal de Belén para contemplarte envuelto en pañales y acostado en el pesebre.

¡Oh Niño de Belén, te adoramos en silencio con María, tu Madre siempre virgen!
¡A ti la gloria y la alabanza por los siglos, divino Salvador del mundo! Amén.

Lecciones